Somos Anna, una ama de casa felizmente casada y estamos en nuestra casa, un pequeño apartamento de no más de ocho habitaciones por las que nos vamos a pasear. Cogemos el cubo, lo ponemos sobre la marca y salimos de la habitación abriendo la puerta. Miramos el teléfono y ponemos los zapatos en el zapatero. Hablamos con nuestro marido, Lennard, que está en el baño y vemos un destello de luz blanca. Entramos en el baño y Lennard ha desaparecido. A partir de ahora lo podemos ir mirando cogiéndolo todo y luego soltarlo al suelo. Hay cantidad de cosas para mirar, pero que realmente no sirven para nada.
Miramos el suelo de la estantería y leemos la carta. Suena el teléfono y vamos a la entrada para cogerlo y hablar con un desconocido. Volvemos al baño y miramos el nido del lavabo, con lo que hacemos una nota con un dibujo. Salimos, vamos al tablón de la entrada y colamos la nota con el dibujo. Vamos al fondo y a la derecha al comedor y por la derecha subimos al salón. Miramos la estantería y leemos el diccionario para traducir la frase de la nota, con lo que hacemos otra nota. Volvemos a la entrada y colgamos la nota en el tablón. Pulsamos las dos notas para que queden unidas por una línea.
Giramos a la derecha y miramos el diploma tirado en el suelo. Hacemos otra nota y la vamos a colgar en el tablón. La unimos con una línea a la nota de la traducción. Vuelve a sonar el teléfono, lo cogemos y hablamos con el personaje desconocido. Entramos por la puerta al lado del baño a un trastero dedicado a cuarto de pintar. Miramos el boceto del cuadro y hacemos otra nota. Miramos la carta de la impresora y también hacemos una nota. Abrimos los cajones y miramos los papeles. Volvemos al tablón de la entrada y dejamos las dos notas, una con el boceto y la otra con la carta. Unimos con una línea el papel superior del anillo con el del boceto. Volvemos al comedor y, por la izquierda, entramos a la cocina.
Justo al entrar miramos los documentos y sobre todo el folleto, del que hacemos una nota. Podemos mirarlo todo, abriendo armarios, pero no hay nada interesante. En el comedor podemos mirar las fotos de Lennard y después tirarlas donde queramos, pero tampoco sirve de nada. En el salón miramos el libro sobre la mesita y la revista de la estantería derecha, de la que hacemos otra nota. Volvemos al panel de la entrada y ponemos las dos notas junto a sus fotos. Unimos las dos con una línea y aparece una tercera nota debajo. Unimos las dos notas inferiores de la derecha con una línea. Vuelve a sonar el teléfono y hablamos con la misma persona. Entramos en el dormitorio.
Miramos la caja de música sobre la mesa y leemos la carta. Cogemos la cámara de la caja de música y hacemos otra nota con la tarjeta. Pasamos al salón, ponemos la tarjeta en la televisión y vamos mirándola hasta que aparece la luz blanca y todo cambia. Volvemos al tablón de la entrada y ponemos la nota de la tarjeta. Vamos al comedor y sobre la mesa central leemos la carta y hacemos una nota, que también llevamos al tablón de la entrada. Unimos con una línea la nota inferior izquierda con la inferior central.
Volvemos a mirar la televisión del salón y vemos otro video, algo borroso. Lo vamos mirando sin hacer nada hasta que suena el teléfono (tarda un poco). Vamos a contestar a la entrada y ahora nos enteramos de que va todo y otra luz blanca deja la habitación oscura. Bajo el panel cogemos la llave del plato, damos media vuelta y la usamos en la puerta de salida para abrirla y ver que está tapiada.
Vamos al comedor y antes de entrar vemos que la puerta de la izquierda al sótano está abierta, y bajamos. Miramos las dos cartas sobre la mesa, cogemos el hacha (tampoco sirve de nada) y suena el teléfono, que cogemos aquí mismo. Subimos y pulsamos la puerta de salida. Aparecemos en una sala y acabamos de salir de un extraño cubículo. Vamos hasta la puerta del fondo, pulsamos en el escáner y algo falla. Sea como sea la puerta se abre y entramos en un despacho.
Avanzamos mirándolo todo y de repente se enciende la televisión y aparece Lennard que nos explica lo que ha ocurrido y quienes somos realmente.